Friday, November 11, 2016

A thousand kisses deep

Gracias Leonard Cohen, buen viaje!

Friday, April 15, 2016

Friday, January 8, 2016

Quizá.


Quizá sea esta la edad en la que uno empieza a entender que la vida va en serio. Yo, que vine, cómo no, a llevarme la vida por delante, escribo versos tratando de encontrar en lo cotidiano el misterio de lo desconocido. Esa épica que ilumina toda batalla doméstica y que no siempre somos capaces de ver.
En el fondo somos como niños pequeños, que no sabemos afrontar la soledad y la pérdida y escribimos, de nuevo, para rescatar del olvido lo que nos convierte en eternos, para encontrar algo de belleza entre el escombro.
De la misma forma que en todas las bocas del metro hay un/a enamorado/a esperando, detrás de estos versos se encuentre un hombre impaciente, exfumador que mira los tejados por no encontrar rostros que recuerdan al de ella. Un tipo que nunca sabe qué decir en los brindis, ni despedirse sin hacer escenas y que, algún miércoles busca un mar al que lanzar pétalos.
Somos resultado de nuestros errores y, para que se entienda quién soy, propongo este viaje en el tiempo ordenando mis poemas al revés cronológicamente: primero la aproximación de lo que soy y después aquello que fui y el mismo temblor de cápsula espacial saliendo de la atmósfera en cada despedida. Y al final, para compensar tanto estrépito, la calma de unos haikus que quieren ser silencio.
El poeta no es el delfin que salva náufragos, al menos no debiera tener esa vocación, quizá si la de trascender, no como acto de vanidad, sino como único razonamiento válido para encontrar ventanas abiertas a la esperanza.
O no. A lo mejor se trata simplemente de escribir versos para sentirse menos solo. Versos para entender que quizá la vida va en serio. O tampoco. Ahora que la noche es un rumor de risa ajena.